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Hay novedades legales en el ámbito del turismo al aire libre, cada vez más practicado, sobre todo desde 2020 cuando la pandemia confinó en casa ... a la población y esta después salió al campo en estampida. Desde esta semana en Extremadura existen nuevas normas en lo que se denominan «alojamientos extrahoteleros». Algunos ejemplos: se puede estar tres días como máximo en un área de autocaravanas, y once meses en un camping, los resguardos para pesca no serán considerados acampada libre, se abre la posibilidad de que haya campings que no tengan restaurante, y se establece que en ellos haya más bungalows, lo que garantiza clientes durante más meses del año.
Estas son solo algunas de las novedades en el ámbito del fomento del turismo de naturaleza y que se plasmaron en el Diario Oficial de Extremadura el lunes pasado. El nuevo decreto redefine la tipología y regula los campamentos de turismo, las zonas de acampada de titularidad pública, los establecimientos singulares y, por primera vez, las áreas de autocaravanas. El texto sustituye al de 1999, el cual renovó el de 1985. Pero ninguno de aquellos dos textos se hacía mención alguna a las autocaravanas, un modo de turismo que se ha multiplicado en los últimos años.
Ahora, a grandes rasgos, establece cómo deben ser las áreas de autocaravanas y la posibilidad de cobrar, sin perjuicio de que estas puedan estacionar allí donde consideren si no infringen normas de tráfico u ordenanzas.
Según la Junta, este decreto 46/25 de 27 de mayo tiene como objetivo «adecuar la regulación a los nuevos modelos de viaje, simplificar los trámites administrativos y fomentar un turismo más sostenible, flexible y competitivo».
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Así, en el anterior decreto solo había tres tipos de camping según el confort que ofrecían (lujo, primera y segunda categoría) y su titularidad, lo que no los hacía comparables. Ahora se dividen todos de una a cinco estrellas, y la Administración autonómica regula lo que se exige en cada uno de los cinco casos. Otra novedad respecto a los camping es que se permite además la construcción de edificaciones en planta baja más uno, lo que supone una mayor versatilidad en el diseño de las instalaciones, anteriormente limitado solo a edificaciones de planta baja.
La Asociación de Campings de Extremadura celebra este nuevo decreto pues se adapta a los tiempos que corren, aunque haya llegado después de que muchos de estos negocios hayan ido cerrando por falta de clientela. Víctor Carrón, su presidente, explicó a este diario que el decreto se llevaba perfilando más de diez años. Aunque él no esté de acuerdo «al cien por cien» con el contenido (son 70 páginas), en muchos otros aspectos considera que sí han escuchado al colectivo de los campings, ya que flexibiliza la burocracia (contempla la declaración responsable de inicio de actividad) y les permite hacer cosas en las que antes se veían encorsetados.
«En Extremadura –dice a HOY–, al no ser zona de paso ni de playa, hay muchos clientes fijos de largas estancias que antes solo se podían quedar seis meses y ahora este periodo se amplía a once (y renovar la reserva transcurrido un mes). Otro dato importante –prosigue Carrón– es que antes solo podíamos ocupar con bungalows el 25% del número de parcelas contempladas para la zona de acampada, y ahora es el 50%. Es bueno porque el bungalow es importante para otoño e invierno cuando la acampada decae y así podemos funcionar el resto del año».
Víctor Carrón
Presidente Asociación de Campings de Extremadura
Existe la posibilidad ahora de que no haya restaurante en un camping de una, dos o tres estrellas (sí sigue siendo obligatorio un bar salvo en los de una). Carrón apoya esta idea porque muchos de estos camping están en núcleos rurales con pocos habitantes y exigir un restaurante es un lastre para un negocio que suele ser familiar y tiene poco personal. «Tenerlo abierto en invierno es un coste muy grande porque no hay clientes», razona este empresario que ha gestionado más de veinte años un camping en el Valle del Jerte y desde octubre del año pasado se encarga del de Gata, que pertenece a la Junta de Extremadura y llevaba cerrado desde 2018.
Actualmente hay 26 campings abiertos en la región entre públicos y privados. Siete de los once que son de la Junta no están abiertos por falta de interés de empresarios o porque necesitan una inversión para ponerlos al día y convertirlos en una instalación atractiva.
El auge del autocaravanismo es uno de los factores que más ha golpeado a este sector, coinciden en todos los camping consultados. Nemesio Vivas es otro empresario que cree que la Administración permite que los autocaravanistas les hagan una competencia desleal. Ha gestionado durante casi treinta años un camping en Monfragüe y desde 2006 tiene el de Cáceres, en las afueras de la ciudad, el único con baño privado en todas las parcelas y en el que afirma que invirtió un millón y medio de euros para una concesión de 25 años. En su opinión, este siempre fue un sector que movía muchos turistas y daba empleo, pero la administración «nos ha dejado desprotegidos» frente a las autocaravanas, lamenta. Cita el caso de Valhondo, en pleno centro de Cáceres y donde el Ayuntamiento ha creado un aparcamiento (no área) de autocaravanas, o el aparcamiento junto al cementerio que también se llena con este tipo de vehículos. «Hace muchos años llegaba el Womad y el camping se llenaba, ahora eso ya no pasa», ilustra Vivas.
Los colectivos de autocaravanistas se defienden argumentando que dejan dinero en las poblaciones, ya sea comprando o comiendo, y que en cualquier caso son libres de decidir invertir entre 50.000 y 60.000 euros en un vehículo que les da más libertad o pagar entre 30 y 50 euros cada noche que pasan en un camping.
«Extremadura se ha subido a la ola del autocaravanismo, una manera de hacer turismo en plena expansión en Europa». En este caso la frase está sacada de la web de Turismo de la Junta de Extremadura, que en el nuevo decreto publicado en el DOE esta semana dedica varios apartados a estos vehículos-vivienda, tanto a los derechos y limitaciones de sus dueños como a la señalización de las áreas y todo lo que deben incluir.
Víctor Carrón, de la Asociación de Camping de Extremadura, es consciente de que las autocaravanas llevan muchos años restando clientes a su sector. Pero al menos celebra que el nuevo decreto de la Junta ponga orden en esta forma de hacer turismo.
«La autocaravana no es nueva, es tan antigua como la tienda de campaña y antes iban al camping. Un área ofrece menos servicios y necesita menos requisitos que un camping. Pero es que ese cliente necesita algo más económico que un camping y eso no estaba bien regulado, ahora al menos ya lo está. El problema está en los parkings urbanos, que es totalmente gratuito, lo que genera competencia desleal (...). Lo que se ha regulado son las áreas que se establezcan y las que ya están hechas se tendrán que adaptar o llamarse de otra manera», explica Carrón.
Un camping de una estrella solo debe tener la recepción abierta 12 horas, una máquina expendedora de comida y bebida, que venda artículos de primera necesidad y que tenga servicio telefónico a disposición del cliente. Para tener cinco estrellas el camping debe tener prensa disponible y piscina climatizada cubierta con spa, entre otros muchos servicios.
El nuevo decreto de la Junta establece los requisitos técnicos de campamentos de turismo o campings en su anexo IV para tener, una, dos, tres, cuatro o cinco estrellas. Lo que marca la diferencia entre uno de cuatro y otro de cinco es, además de la piscina cubierta o la prensa disponible, tener un programa de animación al menos dos meses al año, y biblioteca o servicio de préstamo de libros. Además, el de cuatro estrellas debe tener como mínimo 70 metros cuadrados en su parcela estándar y al de cinco se le exigen 80 y toma de corriente y sombra por árboles u otros materiales ignífugos en todas las parcelas, cuando en el de cuatro bastaría en el 75% y en el de tres estrellas el 50%.
Entre los requisitos que sí se piden a un camping de cuatro estrellas para diferenciarlo de uno de tres figura en el decreto una recepción de 24 horas, tener restaurante, supermercado o tienda, instalaciones deportivas, club infantil al menos dos meses al año, sala de juegos independizada (billar, futbolín, mesas de cartas), alquiler de material deportivo y un punto de recarga de coches eléctricos.
Las instalaciones higiénicas de uso común también determina el número de estrellas. El número de lavabos por parcela debe ser de uno por cada cinco (uno por cada seis en el caso de las duchas) en la máxima categoría y uno por cada diez en la de una estrellas.
Lo que sí se exige a todas las categorías de camping son cuestiones como agua caliente en todas las duchas y fregaderos, cambiador para bebés, papelera y dispensador de papel higiénico, contenedores higiénico sanitarios para aseo de señoras, dispensador de jabón y secador de manos. Todos, salvo los camping de una sola estrella, deben tener también lavadora, mientras que secadora solo se exige a los de cuatro y cinco estrellas.
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