El SES realiza una novedosa operación para tratar una malformación cerebral

La técnica fue ideada por el médico francés René Chapot y poco a poco se ha ido extendiendo por los servicios de Neurorradiología Intervencionista más punteros del país. A la región ha llegado de la mano de Juan Chaviano Grajera, uno de los últimos médicos en incorporarse al SES en esta especialidad. Con ella, a través de imágenes de rayos X, se examinan los vasos sanguíneos del cerebro.

Con Chaviano, en un trabajo conjunto con el jefe de Radiología Intervencionista, Sergio Moyano, ya se está tratando a pacientes que antes tenían que desplazarse incluso fuera de esta comunidad. De hecho, para realizar esta compleja técnica ha contado con el apoyo de especialistas del Hospital Universitario de Salamanca, además del anestesista cacereño Fernando García-Montoto. «En este procedimiento es importante el acto anestésico, fundamental para mantener la tensión arterial en unas cifras óptimas», indica Chaviano antes de detallar en qué consiste la enfermedad que han tratado y la técnica que han utilizado.

«Una malformación arteriovenosa es una patología que consiste en la unión de una arteria y una vena, es como si hubiera una conexión entre las aguas normales y las turbias de un edificio. Es como si hubiese muchas tuberías que conectan ambas aguas. Está la arteria y muchos capilares que en vez de pasar directamente por el cerebro para nutrir cada neurona conectan con una vena. El problema de esos capilares mal conectados es que no están acostumbrados a aguantar la presión que lleva la sangre arterial y eso puede provocar aneurismas, dilataciones, sangrados y derrames que ponen en riesgo la vida del paciente», indica el especialista para aludir a una patología que padecen aproximadamente tres personas por cada cien mil habitantes.

Para tratarlo, habitualmente se utilizan tres vías: la quirúrgica, que consiste en la apertura del cráneo; la radioquirúrgica a base de un haz de rayos x, y otra por vía endovascular, que es la que han desarrollado.

Mediante el uso de catéteres logran hacer un tapón en la vena y sellar la malformación, una mezcla entre ingeniería y medicina. «Lo primero que cerramos es el 'desagüe' y ante eso el sistema aumenta mucho la presión, es decir, no deja de llegar sangre a esos vasos que son patológicos. Todo hay que hacerlo en unas condiciones hemodinámicas muy precisas y con mucha seguridad», apunta Chaviano.

Para la realización de esta intervención se requieren unos microcatéteres, además de una importante destreza para manejar la técnica. Los catéteres se introducen por la femoral y los especialistas navegan desde allí hasta el cerebro del paciente, donde está la malformación.

«Las arterias no dejan de ser tuberías milimétricas que llevan la sangre al cerebro. De una manera muy sencilla de explicar, desatascamos y reparamos tuberías a nivel cerebral», explica el especialista.

En este caso la operación duró ocho horas y supone para el paciente una posibilidad curativa que antes no tenía. De hecho, ya ha recibido el alta gracias a esta novedosa intervención.