

Alberto Alvarado, el último superviviente del Alto de Fuente Fría, en Cáceres
«Con lo que nos dan por la casa, sin trabajo y con un menor, no sé dónde voy a ir», reconoce este afectado por el proyecto urbanístico que derribará las viviendas
Alberto Alvarado cumplirá 57 años el lunes, pero no está para celebraciones. Deja la mirada perdida al fondo de la fachada oriental de Cáceres y ... tiene unas vistas privilegiadas. Se ven las torres, palacios y la muralla almohade. También queda a pocos metros de allí el río de Cáceres, la Ribera del Marco. Ese paisaje idílico que ha disfrutado está a punto de extinguirse.
La casa de Alberto aparece entre las demoliciones previstas por el proyecto urbanístico San Francisco 06. Los trabajos se iniciaron el lunes 9 en el Alto de Fuente Fría. La mayoría de los vecinos ya se han marchado y han entregado sus casas. Quedan otras dos mujeres y sus familias. Una ya ha llegado a un acuerdo con la Agrupación de Interés Urbanístico (AIU) que lidera Land Company 2020 y en la que el Ayuntamiento tiene más del 30 por ciento.
Otra afectada admite que está negociando. Las viviendas que un día eran el centro de esos proyectos de vida hoy dibujan un escenario más propio de cualquier batalla en el Donbás que de una barriada de Cáceres.
Una barriada, eso sí, que llega a su final. Igual que se acaban, también, los días de Alberto Alvarado y su hijo en la que, todavía, es su casa. «Con lo que nos dan no nos llega. No sé qué voy a hacer. Estoy separado y tengo un menor a mi cargo», relata con pesar pero muy firme.

«Me dicen en Asuntos Sociales que alquile algo con el dinero que nos van a dar pero que no tienen viviendas disponibles»
Alberto Alvarado
Cuenta que está sin trabajo y ya no recibe ingresos. «Vivo de unos ahorros, de momento», se sincera. La historia de Alberto es una más entre quienes han tenido que hacer las maletas y dejar atrás sus hogares. Uno de los primeros en hacerlo había sido Patxi Cañamero, un músico muy popular que también se ha visto damnificado por la aprobación del proyecto de urbanización San Francisco 06. «Tengo una tubería en mal estado y ya no sé si tengo que avisar para que la reparen. A mí oficialmente no me ha llegado nada nuevo, pero lo que me dicen es que nos echan de casa», mencionaba preocupado en 2023. Tenía entonces 54 años y su vida transcurría en una casa que, a la vez que estaba en plena naturaleza, ofrecía el lujo de poder llegar al centro en cinco minutos. Patxi, que ya se ha marchado, siempre contó que se iba con lágrimas. Esa casa era mucho más que un inmueble, era el lugar en el que había logrado curarse del cáncer que amenazó con quitarle la vida.
La casa de Paxti está hoy completamente destartalada. Es un amasijo de enseres, destrozos y amenaza ruina. Solo falta que la piqueta remate el trabajo. Como en la de María Jose, un duplex ya 'desguazado'. O en la de Javier Luengo. Vivía en el Alto de Fuente Fría con su pareja. Estaba de alquiler. Restaurador y decorador, dedicó más de un año a rehabilitar la vivienda. Hoy es una escombrera. No queda nada. «No tiene sentido tirar esto. Habría que potenciar un barrio tradicional. Se caen la lágrimas solo pensarlo», lamentaba hace apenas dos años.
Entre los relatos de los que aún quedan está el de Alberto Alvarado. El lunes acudió al Ayuntamiento con otra vecina para contarle al alcalde que necesitan su apoyo. Sin embargo, ese proyecto ya ha pasado por pleno y no tiene vuelta atrás. Alberto es un 'superviviente'. «El alcalde me mandó a los Servicios Sociales. Hablé con una asistenta. No me dan ninguna alternativa. Me dicen que alquile algo con el dinero que nos van a dar pero que no tienen viviendas disponibles. No sé qué voy a hacer», insiste.
Su situación es especial. Menciona que se quedó sin trabajo y no tiene ayudas. Es padre de cuatro hijos. Tres chicas ya mayores están independizadas, pero el menor, de 17 años, depende de él. No hay soluciones a la vista.
La de Alberto es la última de las historias de un barrio que aparece desolado, con las casas ya a la espera de la piqueta
«Estoy en la casa desde hace años. Era de mis padres, que ya fallecieron. Ahora es de los hermanos. Somos cuatro, pero ellos no me cobran alquiler. Pago las facturas de luz y agua. Lo que nos dan por la casa no llega a 80.000 euros, así que yo no recibiría ni siquiera 20.000. ¿Qué hago con eso? ¿Dónde voy?», se pregunta.



«He pasado mi vida en el Alto de Fuente Fría. Mi padre murió hace ya unos 14 años. Era de Valdefuentes como la mayoría de los que empezaron en este barrio. Es una pena cómo va a terminar todo», se despide.
Familias
A un lado de la calle se ve, ya al fondo, la ciudad monumental con una puesta de sol majestuosa. Al otro, las casas, semiderruidas. Sin puertas, con objetos tirados por el suelo. Aparecen un muñeco, plásticos, cristales, parte de una mesa camilla, un almanaque, antiguas fotos. En otra vivienda emerge una valla de protección. También hay garrafas esparcidas, restos de escayola y una pintada en la pared: «Aquí todavía vivimos dos familias».
La grúa de la Policía Local pasa a ritmo lento por la calle, solitaria, mientras en unos contenedores de obra se acumulan materiales de toda condición listos para el reciclaje.
El Alto de Fuente Fría suena a despedida. Alberto queda como el último 'superviviente' de un barrio que pasará a la historia de Cáceres.

El alcalde media con la empresa para que nadie se quede en la calle
Land Company 2020 es una sociedad limitada del Banco Santander que se presenta como promotora, con el lema 'Promovemos suelo, construimos futuro'. Ha gestionado 13.000 activos y dispone de unos 11.000 inmuebles. Arrancó en 2019 para rentabilizar la cartera del banco y en Cáceres es el principal participe de la Agrupación de Interés Urbanístico (AIU) San Francisco 06 con el 59 por ciento. El alcalde, Rafael Mateos, hablará con sus responsables para flexibilizar la ejecución del proyecto, de tal forma que no se derribe ninguna casa en la que haya personas aún. Dos familias afectadas fueron recibidas el lunes por el regidor y el concejal de Urbanismo, Tirso Leal. Les acompañó el presidente de Amigos de la Ribera del Marco , Pedro Moreno. «Creemos que todo es precipitado y que no se puede actuar así, cuando aún no está siquiera el proyecto del parque. Hemos reclamado medidas de seguridad, desbroce de los terrenos para evitar el riesgo de incendios y garantías para las familias que quedan», reseña Rey. En el encuentro, el alcalde y el concejal de Urbanismo se interesaron por la situación particular de los afectados. En el equipo de Gobierno aseguran que Mateos se comprometió «a pedir a la empresa que sea flexible con los tiempos en la medida de lo posible hasta que todos tengan una solución habitacional» y puedan irse. Desde el Consistorio destacan que poco más pueden hacer ya que no le corresponde el pago de indemnizaciones, aunque a la vez han remitido a afectados como Alberto Alvarado, en paro y con un menor en casa, a ser atendido por los Servicios Sociales.
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